EL DIOS DEL NIÑO Y EL DIOS DE JESÚS
La imagen de Dios nos ha ido viniendo desde que nacemos a través y a partir de nuestras necesidades más determinantes y ha ido tomando la forma de nuestras experiencias vitales más profundas.
El bebé recién nacido busca inconscientemente la fusión con su madre en un deseo omnipotente de fusión con el mundo. Esto lo capacita para buscar en la fe la unión con Dios. Mediante la aparición del padre que rompe con la pretendida omnipotencia del niño y la fusión con la madre, Dios podrá adquirir un nombre, una figura y una imagen. Si lo materno se constituye como impulsor del deseo de Dios, lo paterno se presenta como lo que le proporciona imagen y configuración.
Pero una cuestión importante radica en saber si ese nombre, forma y figura que ha adquirido el Dios infantil a partir del símbolo paterno son sin más el nombre, forma y figura del Dios que se nos manifiesta en Jesús de Nazaret.
La reconversión al Dios de Jesús.
El Dios de Jesús es un "Dios diferente". Un Dios que pone radicalmente en duda las ideas que "espontánea y naturalmente" tendemos a construirnos sobre él: el Dios del niño, el Dios del enclaustramiento narcisista o el Dios del todo saber y todo poder. Un Dios construido a la medida de los deseos y de los temores de nuestra infancia. Pero no es ese el Dios de Jesús. Para llegar al Dios del Evangelio se hace necesaria una radical y profunda "reconversión". Si esa "reconversión" no se da, vendríamos a estar en una situación que, quizás, podría ser calificada de "religiosa", pero que en absoluto podríamos llamar cristiana; pues, "es imposible ser al mismo tiempo discípulo de Jesús y compartir sin más las ideas comunes sobre Dios o el Absoluto".
· El Dios del niño es un Dios "Providencia-mágica" que primordialmente está ahí para gratificar y para hacer soportable la dureza de la vida. Es un aliado del Yo.
ØY sin embargo, el Dios de Jesús es el que nos remite a la realidad, con toda la dureza que ésta pueda presentar en muchos momentos de nuestra existencia y, en lugar de solucionarnos los problemas, prefiere dinamizarnos para que nosotros mismos trabajemos en un intento de solución. El Dios de Jesús no es un "pecho bueno" omnipotente y omnipresente que responde mágicamente al deseo. El Dios de Jesús es al que confiadamente se le pide "el pan nuestro de cada día", pero al que previamente le decimos "hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo" y "hágase tu voluntad y no la mía". También, quizás en determinados momentos, es el que tendrá que oír nuestro desconcierto más radical en el "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". El Dios de Jesús es, pues, un Dios que exige que respetemos su libertad, ya que sólo de ese modo podemos ser fieles a la nuestra, y por tanto, adultos e hijos libres suyos.
· El Dios del niño es un Dios "explica-mundos". Lo sabe todo y tiene una respuesta para cada problema o incógnita que se nos pueda plantear en la existencia. El narcisismo infantil exige que cada cosa tenga un porqué y es incapaz de pensar que algo pueda deberse a la casualidad. A muchos adultos también, anclados en estas posiciones infantiles, lo ignorado o lo aún desconocido, les provoca un grado considerable de ansiedad. Pretenden desde ahí tener una respuesta totalizante en su fe que no deja nada sin respuesta.
ØPero el Dios de Jesús no vino a darnos cabal explicación de cada uno de los problemas e incógnitas de la vida. La vida, el mal, el sufrimiento de los inocentes, la dirección que toma el futuro humano, etc.... permanecen ahí como incógnitas para las que el creyente, por el hecho de creer, no tiene respuestas; no se encuentra con ninguna situación de privilegio respecto a los que no tienen fe. Tan sólo le diferencia la esperanza de saberse acompañado por Dios, pero ese saber no es una explicación de la realidad.
· El Dios del niño es un Dios especialmente celoso en el área de la sexualidad -que en la infancia es una difícil y problemática situación inconsciente. El padre Ley, separador de la madre, es con demasiada frecuencia desplazado sobre la imagen de Dios operando una de las más terribles deformaciones del Dios de Jesús.
ØAl Dios de Jesús, por lo que nos cuentan los evangelios, parece que le preocupan más realidades de otro orden, tales como la injusticia, la hipocresía, la avaricia, el engaño o la religión legalista y opresora.
· El Dios del niño es un Dios de prohibiciones, amenazas, castigos y perpetua vigilancia sobre nuestros actos e intenciones. Es el Dios del tabú ante el que se desarrolla una intensa ambivalencia afectiva, porque ante él desear es equivalente de pecar. En el fondo el niño teme a Dios porque le considera capaz de hechizar, hacer milagros y, sobre todo, castigar lo que considera malo. Si el Dios de la magia es construido a la medida del deseo, el Dios del tabú es un Dios construido a la medida del temor.
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· El Dios del niño desconoce la muerte, porque el niño, desde la herida que la muerte supone al narcisismo, la niega. Y cuando este hecho va imponiéndose a su percepción de la realidad, el niño todavía se pregunta y pregunta a los adultos "si los padres también mueren"; puesto que, siendo sus progenitores el lugar donde él proyecta su sentimiento de omnipotencia, les resulta especialmente costoso aceptar una limitación tan esencial; la resurrección, para el Dios del niño, se convierte en un modo portentoso de eliminar la suprema herida narcisista de la muerte.
ØEl Dios de Jesús, sin embargo, concede un lugar a la muerte, porque ella es parte constitutiva de la misma existencia humana. El Dios de Jesús, que no liberó a su Hijo de ninguna de las condiciones de la existencia humana, tampoco le liberó de la muerte como momento esencial de esa misma condición. la resurrección no es equivalente de inmortalidad, sino, más bien, de superación de una existencia que es mortal por naturaleza; la resurrección de Jesús no trata de revelarnos a un Dios con más poder que la muerte, sino a un Dios que da su sí a lo que Jesús ha sido y a lo que Jesús nos ha manifestado sobre él.
En definitiva, todos los rasgos del Dios del niño apuntan en una dirección bien definida: el Dios del niño es un Dios caracterizado esencialmente por el atributo de la omnipotencia. Esencialmente es el Dios del todo-poder.
Las trampas del Dios Omnipotente.
El problema surge cuando la fe se presenta como un espacio privilegiado para salvaguardar los sentimientos de omnipotencia infantiles del choque con las complicaciones de la realidad.
En los evangelios nunca se llama a Dios omnipotente o todopoderoso. La conducta y las palabras de Jesús más bien nos hablan de un Dios débil, porque Dios aparece esencialmente como amor y el amor es débil cuando en su oferta es rechazado. Por ello, la entrega de Jesús hasta la muerte constituye la manifestación suprema de Dios como amor sin límites y, por ello mismo, de un Dios débil, en cuanto impotente frente al rechazo de su ofrecimiento.
El poder, en cambio, es la capacidad de influir en los otros conforme a la propia voluntad. El amor siempre deja libre al otro en la búsqueda y espera de la respuesta. Su poder sólo actúa cuando es aceptado en su oferta liberadora. Ese es el gran escándalo y el sin sentido aparente de la imagen de Dios que Jesús nos trae.
Pero no es sólo eso, la representación del poder aparece en los evangelios ligada precisamente a Satanás. El es el que mejor representa la propuesta del dios poder: "dile a esta piedra que se convierta en pan..."; "te daré todo ese poder y esa gloria porque me lo han dado a mí y yo lo doy a quien quiero si me rindes homenaje"; "tírate de aquí abajo, porque está escrito: 'Encargará a sus ángeles que cuiden de ti y te guarden'" (Lc. 4, 1-13). Es la tentación. Como es la tentación la que en Getsemaní vuelve a Jesús para solicitar un Dios poder ("Todo es posible para ti...") que se imponga mediante la fuerza cambiando el curso de la historia a favor. Un Dios que se impone, pues, en lugar de un Dios que se expone a quedar en manos de la arbitrariedad del hombre cuando rechaza su amor. Jesús triunfa en Getsemaní comprendiendo que debe llegar hasta el final, porque sólo así se pondrá totalmente de manifiesto la realidad de su Dios: el amor que se ofrece y es radical en su ofrecimiento, sin la posibilidad de dar marcha atrás eludiendo su riesgo mediante el recurso al poder. Getsemaní expresa la fidelidad suprema de Jesús al Dios amor que se entrega y la victoria ejemplar sobre la tentación del Dios poder.
Dios concebido como omnipotente y absoluto, y, desde ahí, como aliado de nuestro yo, genera fácilmente toda una serie de actitudes bastante peligrosas en la realidad social e interpersonal. Ese Dios-poder se presenta como aliado y legitimación del poder y de todos sus posibles atropellos. Porque el absoluto es el que respalda y legitima, no es tolerable lo relativo; porque es lo total, no es tolerable lo fragmentario: no hay lugar para lo diferente ni es admisible la disidencia. Por ello, el Dios omnipotente es un Dios de bota y guerra, de inquisición y hoguera, de ortodoxias y excomuniones. Es el perfecto sustituto y el aliado de nuestra voluntad de dominio.
En cambio el Dios de Jesús es el Dios Amor que opta en una decidida preferencia por los débiles, marginados y oprimidos, es un amor que no elude el conflicto y que, precisamente porque ama, se enfrenta, denuncia, acusa y agrede a los que son fuente de opresión, de hipocresía, de odio, de marginación etc. Es amor que opta y se compromete en una tarea salvífica, El amor de Dios no es coartada para eludir la inevitable conflictividad de la realidad interpersonal, social, política, etc. La dimensión mística de unión con Dios, despojada de la dimensión de exigencia y de compromiso desvirtúa peligrosamente la experiencia religiosa cristiana.
El Dios con que me relaciono, ¿tiene más del Dios del niño o del Dios de Jesús?
(Resumen libre) CREER DESPUÉS DE FREUD, CAP 6. Carlos Domínguez s.j.
Resulta muy interesante darse cuenta cómo la manera en que vivimos nuestra fe está condicionada por nuestras experiencias infantiles y de la necesidad de hacerla crecer hacia el Dios que se nos revela en Jesús.
ResponderEliminarLos apuntes están tomados del libro que menciono y siquieren leerlo completo pueden encontrarlo en internet.