Recuerdos que se llevan en el corazón.
Hoy 22 de marzo, Familia Nueva cumple 30 años de haber iniciado el sueño de un grupo de matrimonios, el de trabajar por la familia, concretamente, por las familias de escasos recursos del área metropolitana de San Salvador.
Éramos diez o doce matrimonios que la vida y la mano de Dios en ella, hicieron que nos encontráramos y uniéramos nuestras inquietudes y anhelos particulares en este sueño común, María Lidia y Julio Pineda Mendoza (papá Julio y mamá Lela) eran los mayores del grupo y nosotros, Miriam y Pepe Magaña, los más jóvenes.
Todos, habíamos vivido, en diversos momentos y circunstancias, la experiencia de tener un encuentro con Dios, encuentro que movió nuestras vidas y nos había llevado a optar porque fuera el propio Jesús quién nos acompañara en nuestro caminar familiar, social y eclesial.
FAMILIA NUEVA comienza a gestarse por el año l980, cuando como grupo empezamos a servir a los demás contagiándolos de ese amor y servicio que nosotros habíamos descubierto.
Vaticano II, Medellín y Puebla nos hicieron reaccionar al asumir con responsabilidad y con el auxilio del Espíritu Santo, el papel que como laicos debíamos tener ante una sociedad injusta, en donde la familia se desintegraba aceleradamente, los jóvenes crecían sin valores, etc.
Ante este panorama vimos la necesidad de trabajar en la construcción del Reino de Dios. Decidimos fundar la Comunidad Eclesial de Servicio FAMILIA NUEVA, como respuesta a la sociedad que vivía en medio de una dura realidad de los pobres, la juventud y la familia.
Hoy Familia Nueva tiene que retomar su rumbo y ser una respuesta para la integración y promoción de la familia que cada día demanda más cristianos comprometidos, no con los hombres sino con este Dios nuestro que se hace humano en Jesús.
Mirian de Magaña
Celebramos 30 años y es prudente detenerse un momento para evaluar nuestro rumbo y redirigirlo si es necesario. El llamado que Vaticano II, Medellín y Puebla hicieron sigue presente. La realidad se agolpa ante nuestros ojos esperando que respondamos como es debido: con una fe encarnada, que nos comprometa a promover integralmente al ser humano dentro y fuera de su familia para procurar cambios en nuestra sociedad, todo a la luz del evangelio. Si nuestra fe y compromiso - después de 30 años- no nos mueve a ser respuesta ante este mundo, entonces habremos perdido el rumbo. El carisma -la respuesta concreta que Familia Nueva da a la realidad- es el SERVICIO; uno que pone al ser humano a disposición de las necesidades de los más pobres y no al poder. Un servicio que nos interpela a ser verdaderamente una comunidad fraterna, solidaria y de cara a Jesús de Nazaret y su propuesta de construir juntos el Reino de Dios.
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